Se ha puesto en boga un nuevo término, la “Uberización” y es que el fenómeno corporativo que ha logrado esta empresa, se ha vuelto, si cabe el término, “viral”. Y es que ahora existen cientos de plataformas que intentan replicar el éxito del modelos de negocios, aplicándolo a casi cualquier idea de negocios.
Para muchos es la panacea de la monetización de las aplicaciones web, la democratización de la economía, lo llaman algunos. Sin embargo, no todo es tan bueno como parece. En algunos países la aplicación ha logrado poner en jaque a los gremios de taxistas tradicionales. Y como en todo negocio exitoso, existe un área gris.
Cada adelanto tecnológico, ha encontrado vacíos en las legislaciones de los países, las cuales siempre van un paso detrás de la tecnología. En el caso de este modelo de negocios, se ha hecho más que evidente. Uber Technologies Inc. es una empresa internacional que proporciona a sus clientes un servicio de transporte, haciendo uso de una aplicación móvil, la cual conecta a los pasajeros con los conductores de vehículos registrados en su servicio. No es la primera empresa en aplicar este modelo de negocios, pero es la primera en hacerlo de forma tan exitosa, tanto es así que su nombre se esta volviendo sinónimo de este modelo.
Y ha estas alturas, estimado lector, puede preguntarse, ¿qué tiene de malo este emprendimiento? ¿por qué la llegada de esta empresa ha suscitado en algunos casos una oleada de protestas? ¿por qué hay países que han decidido simplemente prohibir la aplicación? Los puntos débiles del modelo de negocio vienen en diferentes formas y no en todos los países tienen las mismas implicaciones. En todas las economías, la competencia se abre camino y es lo que induce finalmente los cambios en cada una de sus áreas. Por ejemplo, en Colombia, se produjeron protestas masivas de los gremios de transportistas, sus razones, autos sin matrícula especial y con seguros de autos personales, ejercen de transporte, sin que las autoridades puedan hacer nada al respecto. Por el lado de los clientes, todo se reduce a algo, bajos costos y confianza. Alemania optó por prohibirla. En Inglaterra, los taxistas tradicionales han estado haciendo lobby para que se prohíba o se regule su utilización, pero es que en este país, los taxistas, deben estudiar 3 meses y aprobar un examen para ejercer dicha profesión.
En este orden de ideas, el mismo modelo de negocios ha entrado en otras áreas de la economía. Ahora existen aplicaciones semejantes, que abarcan desde el arrendamiento de habitaciones, hasta restaurantes caseros. Y en cada una de esas áreas, los clientes se favorecen mientras que los negocios tradicionales, tiemblan o luchan para adaptarse y prosperar con una competencia feroz y directa, donde en muchos casos las legislaciones e impuestos que les son inherentes a su actividad, no son aplicables a su competencia.
Es esta el área gris que mencionamos anteriormente, ¿cómo se pueden regular estos mercados secundarios para que los clientes no se vean perjudicados? Por ejemplo, si el automóvil en el que se desplazan sufre un accidente, ¿qué ocurre? ¿Si al comer en un restaurante casero, el cliente sufre una alergia, cómo se procede? ¿Quién protege al cliente, que al llegar a la ubicación mencionada para hospedarse, descubre que lo estafaron? Estas son las preguntas, a las que las regulaciones y las leyes deben responder, y deben hacerlo pronto, ya el modelo de negocios se está consolidando y lo abarcará todo.
Incluso en el mercado Venezolano, están apareciendo referencias u imitaciones interesantes, de dichos emprendimientos. Es que el poco incentivo de nuestro mercado interno para las empresas extranjeras, han hecho un caldo de cultivo para ideas que pueden resultar en iniciativas comerciales que podrían madurar y resultar competitivas al salir al mercado internacional. Mientras tanto, como clientes, hagamos uso de estas plataformas, disfrutemos los beneficios y recordemos que la novedad no está exenta de riesgos.